El auténtico coraje de ser absolutamente
Vulnerable
En una era donde todo es digital y estamos acostumbrados a compartir todo en redes sociales, dejamos de un lado lo que podemos registrar en la vida real, en el aquí y ahora. Es por eso que cuando viajo y generalmente estoy recorriendo y aventurándome, lo primero que hago es desconectarme totalmente, no suelo contratar ningún servicio de internet en el lugar que estoy visitando, más que el internet que puedes aprovechar cuando llegas al hospedaje (por la noche generalmente) donde usualmente te lo proporcionan.
Es lo mejor que puedo hacer para poder disfrutar cada instante de lo que estoy viviendo, lo que me ayuda a estar siempre presente y en completo enfoque de lo que está ocurriendo en cada segundo del trayecto.
En ese momento, mi teléfono pasa a ser simplemente un instrumento para tomar alguna fotografía y video. Y lo que reemplaza al teléfono durante mis recorridos, es una bitácora viajera, un cuaderno, libreta o bloc que llevo siempre conmigo para ir tomando nota, registrando todo lo que sucede o que considero relevante a lo largo de mi viaje y también un sketchbook en el que puedo plasmar con dibujos algunos momentos, imágenes o detalles que no alcanzo a plasmar con las palabras, solo a través del dibujo.
Lo que escribo, no necesariamente son relatos largos y extensos de mis travesías, ni mucho menos. Son datos que considero importantes o que quiero recordar para más adelante, ya que la mente aveces es frágil, sobre todo cuando estás viviendo y experimentando una y mil cosas al mismo tiempo durante un viaje.

Muchos viajeros aprovechamos los instantes de pausa durante un trayecto, para tomar nota o dibujar algo que nos haya causado impacto o que nos haya parecido importante para registrar, también mientras estamos transportándonos de un lugar a otro, o por la noche cuando llegamos a descansar a nuestro hospedaje.
Hay muchos motivos por los que llevar una bitácora de viajes o un sketchbook son importantes para un viajero:
- Para no olvidar datos relevantes o un paisaje especial durante el trayecto, que con una foto no es suficiente.
- Para brindar información y ayudar a otros viajeros/as que posiblemente necesitan sugerencias y datos sobre el lugar que estás conociendo.
- Por el simple hecho y gusto de escribir y plasmar en papel todo lo que estás viviendo.
- Para llevar una lista de observaciones y detalles más importantes durante tu viaje.
- Para recodar esos pequeños fragmentos del viaje que aveces se nos olvidan con el pasar del tiempo.

Datos que consideramos relevantes o interesantes para contemplar en futuros viajes o para compartir con otras personas. Alojamientos, costumbres locales, energía y percepción personal de un lugar, hospitalidad de los lugareños, precios, transporte, comida, atracciones y demás detalles de un lugar, clima, paisajes, comidas típicas deliciosas o que no te gustaron, personas que conocimos a lo largo de nuestro camino, etc.
No siempre escribimos o dibujamos las cosas buenas o interesantes, también aveces llega un momento en el que podemos escribir o dibujar sobre algo que no haya sido de nuestro completo agrado, o que no haya sido tan bueno durante el viaje, pero que con el pasar del tiempo, se convierten en las mejores anécdotas, historias que contar y aprendizajes para un viajero/a.
Aveces también agregamos boletos, tickets o cualquier otro papel que consideramos importante para después recordar y llevar un registro de los lugares que visitamos, precios, fechas, fotografías, mapas, una flor que te regalaron, o simplemente como medio para rememorar y revivir con mayor intensidad ese momento y los sentimientos o emociones que se desencadenaron en ese preciso instante.
En cuanto a la forma de escribir, no es una redacción en orden cronológico. Simplemente creo que es vital dejar plasmado en papel todo aquello que merece ser recordado y contado, es por eso que también utilizo la técnica del dibujo.

Cuando escribo, lo hago de diferentes maneras y en consecuencia con lo que siento en ese momento, aveces como una narración, relato o cuento, otras veces como una forma de describir elementos prácticos, y otras, solo como información y lista de datos importantes.
Pero en base a mi experiencia y a todo lo que he vivido durante mis viajes, lo que más me gusta escribir es todo lo que me transmite un lugar o una persona, los sentimientos y emociones que se desencadenan en ese momento, que pueden ser de gozo, alegría, emoción, felicidad, o al contrario, sentimientos de inseguridad, miedo, desconfianza, angustia, etc. , detallar sobre cada mínimo detalle en base a la percepción personal de cada uno de mis sentidos, como lo visual, el olor o aroma, los sonidos, los sabores y las texturas, tomando siempre en cuenta, que si lo vuelvo a leer de aquí a 5, 10 o 20 años, podré revivir esa experiencia lo más real que se pueda.
También disfruto de dibujar esos detalles que aveces no los puede captar una máquina fotográfica, detalles que solo mi percepción puede captar en ese momento, detalles que solo a través del filtro de mis ojos, se pueden percibir de una manera diferente al de una fotografía.
Es por eso que escribir y dibujar, se han convertido en mi perfecta compañía de viaje, con la que puedo conversar de todo lo que estoy viviendo y expresar lo que siento a través de esas páginas, son el complemento perfecto para contar y plasmar mis historias de viaje.

Toda esa información plasmada en papel, es lo que para mí representa el verdadero valor de una bitácora o sketchbook de viaje, lo que te convierte en una viajera/o, que no solo plasma recuerdos a través de la tecnología, que jamás podría captar las emociones o sentimientos que se originaron en ese momento. Sino que de manera original y diferente, guarda sus memorias viajeras y aventuras por el mundo. Algún día, le puede ser útil a alguien o simplemente inspirarlo, si se lo hace desde la verdadera autenticidad y amor por lo que se vive y se experimenta.
Creo que hay muchas maneras diferentes de plasmar nuestros recuerdos en lo más profundo de nuestro corazón y para mí, uno de ellos, es escribirlo y el otro es dibujarlo.
Ahí tienes una de las respuestas, si es que alguna vez te preguntas porqué me gusta hacer viajes a mi propio ritmo, sin prisa, con calma, porque además de atreverme a sentir y disfrutar al máximo de cada instante, dedico un poco de mi tiempo a escribir, dibujar y pintar lo que estoy viendo o percibiendo con cada uno de mis sentidos.
Podría volver de mis viajes con el recuerdo de haber visitado lugares extraordinarios, probado comida exótica, visto maravillas de la naturaleza, y conocido culturas totalmente diferentes a la mía, pero la forma más valiosa de mantener vivos esos recuerdos, es mirar y sentir profundamente todo lo que hay a mi alrededor, escribir sobre ello y dibujarlo. Todo lo que me rodea es nuevo para mí, fresco, y hermoso porque lo estoy respirando, lo veo por primera vez, lo siento. Y eso no se puede plasmar en una foto.
He encontrado el medio para plasmar, a mi manera, lo que vivo y experimento durante mis viajes. Llevar una bitácora o un sketchbook en mi mochila, es mi modo de expandir y realzar la experiencia en cada una de mis travesías, de abrir mi mente y todos mis sentidos a una nueva forma de vivirlo.

Y es así que, una vez que regreso de cualquier viaje, todo mi ser permanece lleno de emoción y de asombro por todo lo vivido. Plasmar cada momento en las páginas de una bitácora o de un sketchbook, mantiene, sin duda, cada uno de mis recuerdos, vivos.
Conversando con una persona hace poco, me comentó que no entendía cómo todo lo que yo veía en el exterior me causaba asombro, al verme gozando un precioso amanecer, como si fuera la primera vez que lo hacía. Pregunté porqué no lo entendía y su respuesta fue que desde su óptica, era incomprensible, que todo lo que veía le parecía normal y común…
Después de quedarme en silencio por unos segundos y ser yo la que no entendía cómo todo le podía parecer «normal y común»; indiferente ante un amanecer como el que estaba presenciando….. inmediatamente entendí lo dichosa que una puede llegar a ser, por el simple hecho de estar dispuesta a sentir, a ser vulnerable y emocionarme por todo lo que veo y percibo a mi alrededor, es lo que me hace sentir que estoy viva y en gratitud cada instante que pasa.
Esa es mi forma de vivir actualmente, no solo cuando viajo, también en mi diario vivir, porque si hay algo que me ha enseñado el viajar a mi ritmo y sin prisas, ha sido el permitirme asombrar y maravillar por todo lo que estoy experimentando, porque no sé si algún día lo volveré a vivir.
Rompe el corazón ver tanta gente atrapada en todo tipo de ataduras, prisiones y distracciones, en una historia que les hace creer que no son capaces de ver lo que ocurre a su alrededor, que nos impide sentir lo único importante: ESTE MOMENTO, AQUÍ Y AHORA, porque siempre hay algo que está pasando, y entregarte al 100% a esa experiencia, te lleva a la compresión, de que ningún momento es insignificante en esta vida.
Como alguien dijo alguna vez:
“Demasiados de nosotros mueren a los 30, pero son sepultados a los 80”

Creo que no importa dónde nos encontremos en la senda de nuestra vida, pero si perdemos el poder y la magia del asombro, estamos muertos en vida.
No busquemos ser invulnerables. Pienso que el auténtico coraje, es ser absolutamente vulnerable ante todo lo que estamos experimentando.
Cada instante es valioso y maravilloso, no hay nada que no se pueda contemplar sin que haga brotar a la superficie esa sensibilidad, que libera diferentes emociones para ser después expresadas y compartidas.
Y si hay algo que me ha enseñado el viajar sola, es que cuando tenemos todo un mundo por conocer frente a nosotros, absolutamente todo, es merecedor de asombro y gratitud.
Viajar sola ha despertado en mí esa sensibilidad de poder conmoverme y asombrarme por todo lo que veo y siento a mi alrededor, como una niña ….. y eso es precisamente lo que me lleva a disfrutar y gozar de cada paso que doy cuando estoy viajando, así como cuando estoy de regreso en mi hogar.
Volvamos a ser niños, aquellos que se asombran por todo y por nada, como si fuera la primera vez, porque en realidad es así, no dejemos que la vida de la rutina diaria nos despoje esa inocencia de como cuando éramos niños, no permitamos que la agresiva aceleración de una vida banal y sin sentido nos arrebate todo lo bello de la vida y del mundo en que vivimos, no nos permitamos ser unos zombis cibernéticos aplastados por la tecnología, por la rutina y el trabajo.
«No vinimos a este mundo para sobrevivir, vinimos a este mundo a vivirlo, a sentirlo y saborearlo, a vivir con gran pasión! «
Disfrutemos del camino sin prisas, la vida es demasiado corta como para dejarnos morir antes de haberla siquiera sentido,

“ El viaje es lo que nos hace felices, no el destino ”
Mis redes sociales
